CONECTADOS CON LO BÁSICO

ÁNGELA RESTREPO Y DIEGO MORA BUSCABAN UNA SEGUNDA CASA PARA TENER UN LUGAR DE RECOGIMIENTO FAMILIAR, LO MÁS AISLADO POSIBLE, DONDE ESTAR CON SUS HIJOS SIN DISTRACCIONES EXTERNAS. HACE DOS AÑOS CONCRETARON SU IDEA EN UNA CASA CON ESTÉTICA DE GALPÓN, RODEADA DE UN BOSQUE DE ROBLES, ESCONDIDA EN LA PRECORDILLERA DE LA REGIÓN DEL MAULE.

Texto, María Cecilia de Frutos D. Producción, Valerye Reynes, Fotografías, Sebastián Sepúlveda V.

FUERON LOS PRIMEROS en comprar y construir en El Buchén. El lugar tiene fundos de más de 5 hectáreas, sin cerca y donde casi no se ven las casas vecinas.

EN EL ESPACIO principal conviven cocina, comedor y living. El sofá lo hizo Ángela en su taller de muebles.

EN EL PASILLO de los dormitorios ve cómo baja el cielo para crear espacios más íntimos. Las alfombras son de Colombia.

LA ELECTRICIDAD LA GENERAN POR PANELES SOLARES Y EL AGUA

«VIENE DIRECTO DESDE DONDE NACE HASTA NUESTRO ESTANQUE»

Desde Colombia y con dos hijos chicos, Ángela Restrepo y su marido Diego Mora llegaron hace quince años a Santiago. Y lo hicieron con la determinación de quedarse, de criar a sus niños acá, de vivir como chilenos y no añorar su país natal. Tanto así que optaron por asentarse en serio y tener un lugar donde escaparse y descansar de la manera más natural posible. lo encontraron en una reserva llamada El Buchén, un loteo ubicado a 42 km de Curicó hacia la cordillera, lleno de robles, coigües, caídas de agua, donde no llega la electricidad y no hay señal de celular.

Les pareció que este fundo era perfecto para instalar su refugio familiar, para estar juntos y sin distracciones. Hoy de 18 y 16 años, sus hijos los acompañan por lo menos una vez al mes y cada fin de semana largo, y ahí disfrutan de la lectura, caminatas, bicicleta, juegos y películas, además de tardes enteras de cocinar comidas típicas colombianas. Tenían una idea muy clara de cómo vivir este lugar y para eso necesitaban un galpón con un gran zaguán. «Queríamos una casa para vivirla, que tuviera un sabor añejo, con puertas viejas…», cuenta Ángela. En esa búsqueda por estos elementos llegó a una señora que vendía puertas que habían sido de su casa caída por el terremoto. Y así también llegó a su nieto Cristián Larraín -de la oficina MAPA Arquitectos- con quien se entendieron desde el principio y no dudaron en encargarle a él el diseño de esta construcción tan especial.

EL ZAGUÁN tiene puertas por ambos lados. Lo querían como un espacio donde quitarse las botas y dejar los abrigos y mantas. También ahí guardan la leña.

«MÁS QUE LINDA, ES MUY RCA DE VIVIR. NOS GUSTA QUE LOS INVITADOS SE SIENTAN EN SU CASA Y LA DISFRUTEN”.

LA MESA DEL COMEDOR la hicieron con un tronco que hallaron en el lugar. La alacena antigua la pintaron verde como las puertas recicladas.

La levantaron con materiales que ayudan a la aislación térmica, porque al estar en la precordillera en invierno el frío es intenso y puede caer medio metro de nieve. Por fuera, entre los robles que la rodean, aparece como un volumen negro revestido en madera tratada con carbonileo y puertas dobles y correderas pintadas rojas que marcan el acceso. Por dentro, un piso de durmientes en el zaguán -espacio que divide los recintos públicos de los privados- y el resto con un entablado reciclado de demoliciones.

El diseño como un galpón abierto presenta un cielo envigado pintado blanco, pero se transforma en el sector de los dormitorios y genera «mini galpones» para bajar la altura y calentar mejor la casa, pero sin perder la percepción de amplitud y espacialidad de todo el proyecto.

Ángela sabe de muebles y ella misma dedicó a la ambientación, con la idea de darle una atmosfera relajada y sin grandes pretensiones. Ella proviene de una familia que trabaja con telas en Colombia y luego en Chile ella creó Sofá Gallery, que acaba de cerrar como tienda para transformarse en oficina de diseño de sofás. Entonces en la fábrica tenía muchos géneros, retazos, sillas guardadas y solo fue necesario hacer un sofá en L -«no para sentarse sino para echarse», dice- con una funda de lino y muchos cojines diferentes entre sí.

EN EL LIVING destaca una chimenea de hormigón, y sobre ella, un espacio que dejaron blanco para proyectar películas.

AREPAS COLOMBIANAS se calientan sobre la cocina a leña. La tetera la tienen desde antes de casarse.

Le dio un toque muy natural a la casa con la presencia de elementos como los mesones de la cocina y el comedor, hechos a partir de árboles caídos encontrados en la zona y trabajados por un artesano del lugar. También pusieron un tronco ahuecado como lavamanos en el baño y pisitos de madera para sentarse en el living. Como mesa de centro, la estructura de un piano de cola que rescataron de una quema.

Las puertas antiguas que finalmente compraron las pintaron de verde agua, al igual que una alacena vieja que les regalaron y que ocupa un lugar privilegiado entre el comedor y la cocina. Cerca también se ve una cocina a leña, con la que además de calentar todo este espacio, cocinan en ollas que Ángela se preocupa de elegir lo más lindas posibles para poder llevarlas directo a la mesa.

Dice que también agregó varios objetos de artesanía de su país y de otros latinoamericanos, destacando el aguamanil de cerámica que mandó a pintar a Colombia, que adaptó para usarlo como lavamanos, instalado sobre un tocador antiguo en un rincón de su dormitorio.

-Acá nunca va a haber un secador de pelo o una lavadora de ropa, como funcionamos con paneles solares la luz no da para eso. Pero ese es el sentido. Uno viene a descansar de todo… no hay ni espejo. El hecho de no tener conexión con el exterior es como volver a lo básico, y eso es algo que ahora se pierde, porque la gente ya no sabe cómo entretenerse sin tecnología -dice Ángela, que después de dos años de haber terminado de construir la casa asegura que no han perdido el espíritu original de este proyecto familiar. VD

ESTE LAVAMANOS de madera se ubica entre dos baños, y en vez de espejo, frente a él hay un gran ventanal para disfrutar la vista.

EL ENTORNO es tan atractivo que pudieron dejar el jardín casi sin intervenir. Solo agregaron un deck y un hot tub para ver las estrellas.

EN SU PIEZA el lavatorio quedó fuera del baño, como un mueble útil y decorativo.


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